Si no tiene el caché del Donostiarra,
Ni canta un repertorio tan complejo,
¿Qué tiene el orfeón del Buen Consejo
Que su sencillo duende nos agarra?
¿Qué tiene, (muchas veces me pregunto,
Entre esa algarabía alborotada)
Para que esa babel desordenada
Termine en un armónico conjunto,
Y aunque sea cada ensayo una tabarra
Que a la madre Pilar le desespera,
Se consiga un concierto de primera
De lo que era un barbullo de chatarra?
¿Será que con la fe que nos hermana
Ponemos nuestras voces al compás
Para dar alegría a los demás
Al amparo de un aura franciscana?
Es por que prodigamos lo mejor
De nuestra voluntad con simpatía,
Llevamos por delante la alegría
Y siempre, por encima, el buen humor.
Por eso este conjunto no decrece,
Y aunque le surja algún que otro altibajo,
Con la fe renovada en el trabajo,
Después de cinco lustros permanece.
Ofrezcamos los lauros conseguidos
En este dilatado calendario,
Y hoy que es el veinticinco aniversario
Brindemos por los años compartidos.
26 abril, 2009
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