No es que fuese atractivo ni procaz,
Ni que tuviera un plan preconcebido,
Ni que noté a través de su vestido
La fruta de sus pechos en agraz.
Aún coartaba a mi anhelo pertinaz,
De mi acné impertinente, el sarpullido,
Mas superé mi traba y decidido,
Me mostré mas activo que locuaz.
Y al profanar mi beso sofocado
La seda virginal de sus mejillas,
Me forjé un paraíso ilimitado.
Pero el tiempo borró mis espinillas
Y de aquel firme amor inveterado
También se han esfumado las semillas.
29 abril, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario