No quiera dios que muera con violencia,
mas si mi suerte fuera perniciosa,
antes de dar mis huesos a la fosa,
disponga de mis órganos la ciencia.
Tendrá mi corazón nueva experiencia
del amor palpitando en otro pecho,
podrá algún cirrótico maltrecho
mi hígado sanar de su dolencia.
Extirpad mis entrañas diametrales,
si con ellas hacéis sendos aliños,
pervivirán mis vísceras renales.
Y en un pícaro gesto de cariño,
injertados mis órganos visuales,
desde otra faz, burlón os haré un guiño.
11 abril, 2009
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