EL TEOREMA
DE OGINO
Dormíamos
con rulos y pijama,
faltaba
plenitud en el momento
pues era
un sobresalto cada intento
por
observar de Ogino aquel programa.
Aun sin
volcar la pólvora en la llama
sucumbía
el recato a la candela
y
extremando el rigor en la cautela
nos
sobraba pasión, y de la cama,
dos palmos
de colchón por cada lado,
quemándonos
el ansia desde dentro;
al placer
periférico entregados.
Ahora no
me halla ni la encuentro,
el ansia y
el fervor están calmados
y nos
sobra la cama por el centro
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