18 agosto, 2014

CONVIVENCIA

Terminados los brindis y el pastel,
Nos vemos ante el reto cotidiano
De compartir cogidos de la mano
Higiene, intimidad, lecho y mantel.

En el juego de los preliminares
Devoramos la vida que destila
Nuestra piel desde el bozo hasta la axila,
Como un festín de eróticos manjares.

Pasados los momentos estelares,
Descubrimos recíprocos y extraños
Una serie de modos que los años,
La costumbre, va haciendo familiares:

El roce de la sábana mojada
Por un hilo de baba que indolente
Se le desliza, cándida y silente,
Cuando invade mi lado de la almohada.

O me clava su codo en el empeño
De alertar a mis músculos dormidos
Si el plácido estertor de mis ronquidos
Turban la ligereza de su sueño.

Usar del disimulo si una vez
Nos delata, ( ¡Oh¡ caso extraordinario )
El sonrojo, si un soplo involuntario
Se ahoga en pudorosa timidez.

Compartir el espacio en la bañera
Entre un copo de espuma perfumada
Y frotarnos la piel enjabonada
Bajo un chorro de ducha placentera.

Y tras estas higiénicas funciones,
Derribar del recato la muralla
Secándonos con la misma toalla,
Sin pudor, las mas íntimas regiones.

Tras estas abluciones complacientes,
Sin complejo o manía repulsiva,
Con la más confiada expectativa
trocarnos el cepillo de los dientes.

Alterando los usos de la mesa,
Mi plato arrebañar con su cuchara
O relamer con íntima algazara,
De su dedo un mojí de mayonesa.

Sin mal gesto, repulsa ni recelo
Apurar el sobrante de su copa
Manchada, o de mi plato de sopa
Retirar una hebra de su pelo.

Admitiendo que todo no es dulzura,
Cuando surjan adversos temporales,
Ya sean azarosos o fatales,
Compartir los momentos de amargura.

O cuando hay divergencia de opiniones,
Limar de un exabrupto la aspereza,
Y aceptando los yerros con nobleza,
No hacer ostentación de las razones.

Así sin ritual ni protocolo,
Tan solo con respeto y bienquerencia,
Tras una prolongada convivencia
Haremos de dos mundos uno solo.

Y cuando la mutante peripecia
Del aspecto exterior, se lleve a cabo,
No será en nuestro afecto menoscabo
Su exceso de contorno o mi alopecia.

Por mas que nos deforme, con crudeza,
La cruel metamorfosis paulatina,
Y nos vaya empujando la rutina,
A la abulia senil y a la torpeza.

Haremos el final más llevadero
Si compartimos juntos la fatiga,
De su mano cordial mi mano amiga
Hasta el último tramo del sendero.

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