( 1)
PINCELADAS
1
Cuando me
cita,
tu pecho
acelerado,
bajo el
cerezo;
dando a mi
boca,
miel de
manzana
sofocada y
urgente,
me saben a perfidia
tus besos clandestinos.
2
Reos de
nieve
que en
esa estrecha cárcel,
de seda y
raso,
latís
cautivos
con grilletes de nácar
aprisionados,
pugnáis para libraros
pugnáis para libraros
del yugo
que os oprime.
3
Tu, la que
llenas
los ojos
inocentes
de
colorines,
al tiempo
que aceleras
la
fantasía
das vida a
los muñecos,
y traes mi
madurez
al mundo
de los gnomos.
4
Cuando la
pluma
vuela
inspirada,
cantan los
adjetivos;
luces de surrealismo
mueven los
ejes
de la
imaginación;
de cifras
en hilera
surgen los
hormigueros.
5
Aunque en
el verso
dejen un
poso
los
filtros de sintaxis,
el
adjetivo
torna afrutado
el vino
del poema;
apuremos
la copa
con lírico
deleite.
6
En la
penumbra
surge tu
luz,
luciérnaga
aturdida.
En la
vehemencia
el brillo
de tus alas
vas
consumiendo,
buscando
cada noche
un ascua
en que abrasarte.
7 (2)
Con los colores
Con los colores
pone el
revoco
sonrisa en
las fachadas.
Los
desconchones,
heridas enquistadas
que en los
pasillos,
van
dejando gravadas
profundas
cicatrices.
8
Desde el
profundo
silencio
de los claustros
surge la
idea.
Con los cinceles
de la
constancia
doy forma
al pensamiento.
Los
duendes de la pluma
adornan mi
breviario.
9
Sobre la
cuna
luce la
estrella
en la
mágica noche.
Con
optimismo;
que el
zumo de la parra
colme la
copa,
alcemos
jubilosos
un brindis
por la vida
10
Cráter de
loza
donde te
fundes
cilíndrico
volcán.
Tu
proporcionas
mágicos
viajes
de
aromática muerte
dejando
quemaduras
tras una
nube blanca.
11
En ese
libro
sobre la
mesa
reposan las palabras.
Un mundo
impreso
para
llenar las horas
está
dormido
hasta que
con tus ojos
las saques
del letargo.
12
La lluvia
suave
cuenta, en
el tedio,
los minutos
ociosos.
Suspenso
el lápiz
pasa incolora
la tarde
del domingo.
solo el
papel en blanco
resta
melancolía.
13
Tras el
espejo
queda la efigie
de un
íntimo pecado.
Me abruma
un sentimiento
para el poema
culpable
que me inspira,
y aumenta
mi tristeza
la imagen que
me ofrece.
14
Mojan los
labios
al beduino
otros
labios de arena.
En el
oasis
restalla
el beso
como un
cristal caliente
y las
manos sedientas
se llenan
de lisura
15
Tras el
ocaso
se queda
el tiempo
girando en
los relojes.
Dan en la
noche
luz a los sueños
los
párpados cerrados
hasta que
abras los ojos
y hagas,
de nuevo, el día.
16
Roncaba
triste,
el
bandoneón cansino
asmáticas
vocales.
El vino
espeso
ponía en
las horas
paladares
de trapo,
histéricos
lamentos
lloraban
los violines.
17
El agua
blanda
se
desvanece
detrás de
los cristales,
siempre la
lluvia,
serenamente
nos llena
de nostalgia
en cambio
las petunias
ríen en
los jardines.
18
Por los
aleros
gimen las
gatas
en la
gélida noche,
mientras
que azules
felinos
encelados
rondan los
patios,
buscando
la promesa
de un
momento posible
( 3 )
19
Los
marineros,
arriando
el copo,
evocan la
arribada.
Con
lenguas de humo,
alcohol y
agua de rosas,
en el
aliento,
merodeando
en la playa,
pululan
las sirenas.
20
En el
balcón,
florecen
las macetas
cuando
anochece.
Tras los
visillos
late
impaciente
un lirio
enamorado
y un beso
presentido
viene por
la vereda.
21
En el
verano,
callan sus
gritos,
los
músculos tensados;
en las
terrazas,
sudan su
siesta
los
pícaros gorriones,
esperando
en el tedio
las horas
disolutas.
22
De
madrugada,
un vaho
caliente
destilan
los borrachos.
A
trompicones;
el vino
rancio
de una noche perdida
va arrastrando
una alforja
de huesos
que tiritan.
23
Por la mañana,
en mi
jardín,
los mirlos me despiertan.
Entre las
ramas,
el viento
silva
alegres
tonadillas
y en
charcos de rocío
se bañan las
violetas
24
Cuando te
fuiste;
perdido
entre la hiedra.
quedó un
suspiro.
Yo cada
tarde
palpo la
arena
del muro
calcinado.
porque se
fue mi beso,
prendido
en tu sonrisa.
25
Los
panaderos
llenan
canastos
de
horneada luz al alba
y un suave
aroma
de harina
y agua
tostada en
los manteles;
y emiten las sonrisas
crujidos
de almidón.
26
Repica el
mazo
por
soleares
mientras
suspira el fuelle.
El ascua
viva
chasca en
la fragua,
y al tintineo,
van saltando del yunque
los versos
encendidos.
27
En el
estío,
rasgan la noche
sierpes de
fuego y agua.
Se ahogan
los surcos
cuando se
irritan
las luces
estivales
y corren
sus cortinas
los cielos
estrellados.
28
Como el
canario
llorando
canta,
doy al
aire mis penas,
Me tienes
preso
paloma
esquiva
borrado en
mi ceguera,
detrás de
los barrotes
de tu frío
desdén.
(4)
29
Mis penas
en los flecos
de tu
mantón,
dejé prendidas.
En el
olvido
quedó la historia,
atrápala
si puedes,
para
llenar las horas
que ya no
esté contigo.
30
Tras la
tormenta,
los
charcos quietos
brillan
como el cristal,
igual que
el agua en calma
deja en
los vasos
un acre
gusto a cieno,
de limo es
el azogue
que forma
los espejos.
31
De azul y
verde
las
ilusiones,
al humo de
las antros,
de
madrugada,
sabían los
besos
a alcohol
y nicotina,
agotando
las noches
los fines
de semana .
32
Entre los
tallos
que acopa
el árbol
de la
fraternidad;
De alguna
rama,
saldrá el
mango del hacha
que tale
el tronco,
por eso,
el fruto a veces,
tiene el
sabor amargo.
33
De íntima
mierda,
como el
escarabajo,
forman
su bola.
Cínicamente
manchan
con el escarnio
los
apellidos
y arrojan
la inmundicia
en el
ventilador.
34
En seda y
rosa,
de
esencias homogéneas.
Ligan
mistura.
Por los
caminos
bajan los
besos
a coronar
la cima.
Carmín contra
carmín
se expande
el arco iris.
35
Cuando al
conjuro
de los
afeites
se trucan
los espejos,
con los
colores
del
decorado
nos miente
la tramoya.
el agua de
las horas
nos borra
la sonrisa.
36
Ríos de
tiempo:
sordas
corrientes
que
arrastran mi semilla.
Se harán
sarmientos
inexorables
la savia
de los tallos,
hasta
teñir de nieve
mi sien
sumando inviernos.
37
Cuando el
amor,
se
manifiesta,
exento de
ataduras
el matrimonio,
sin duda
es el causante
del
adulterio,
huyamos de
los yugos
para
evitar pecados
38
Se oyen a
veces
vacías y
ampulosas
disertaciones,
Si el
ignorante
opina, su
torpeza
deja
patente,
cuando
eleva la voz
hacia la
galería
(5)
39
Como sabuesos,
arrastran las
narices
Sobre la
excreta.
Con
insolencia
se ciscan
despectivos
en las
farolas.
y la nariz
del necio
se goza
con el tufo.
40
Acomodado
en el
muelle diván
de su
abundancia,
el egoísmo
tiñe de
rosa
la luz de
los cristales
con la
mano encogida
para el
desprendimiento.
41
La paz
recoge
de los
escombros,
Lo que
escupen las guerras.
Con la
desolación
y la
miseria
se
escribirá la historia
y así va
progresando
la
civilización.
42
Entre
estertores
resuella
en la almadraba
el pez
cautivo.
En su
agonía
muerden
los moribundos
bocados de
aire
luchando
inútilmente
por retardar
el tránsito.
43
Los bellos
sueños
se nos
escapan
como humo entre los dedos.
Las
ilusiones
son
frágiles castillos
de arena y
agua
que se nos
desvanecen
si ruido
al despertar
44
Al irse el
día,
como un
manto de luto
viene la
noche.
Oscuridad,
cortina de
silencio
que cubre
el cielo
porque los
calendarios
ciegan y
encienden soles.
45
Las
prostitutas
desnudas
por el parque,
marcan sus fueros,
Nocturna
flora
que adorna
los jardines
de la
lujuria,
victimas y
verdugos
de los
vicios ajenos.
46
Aunque
rebose
su plato
en el banquete,
los
envidiosos,
verdes de celos,
por
saborear la inquina
que los
ahoga,
ven
siempre mas sabroso
el plato del vecino.
47
Comen con
ansia
para
calmar el hambre
de la
venganza.
Obsceno
pan
que calma
el apetito
del ruin y
el frágil
carentes
de nobleza
para
afrontar un reto.
48
Hablan en
vano,
como los charlatanes
venden
corbatas.
En el
estrado,
avivan su
plumaje
los pavos
reales,
con
retórico acento
para no
decir nada.
(6)
49
Toqué su
busto
A causa
del frenazo,
dulce incidente,
Un
repentino
relámpago
amoroso
cruzó mi
pecho,
pero ella
indiferente
bajó del
autobús.
50
Prendió
una llama
el ritmo
sinuoso
de sus
caderas.
Sus
devaneos
apretaron
el nudo
de mi
corbata,
pero apagó
la hoguera
con una
grosería.
51
Cuando
sugiere
tu ceñidor
las formas
evidentes,
de tu
corpiño,
mis ojos
codiciosos
rasgan la
tela,
hago, de
tus encantos,
una
radiografía.
52
Al
ventilar el aire
el vaho
fundido
de una
noche de amor.
Plena y feliz,
al evocar
los besos,
se
sonreía.
Cantaban
las ventanas
Coplas de
La Piquer
53
El
horizonte
que a
meditar invita
serena el
alma.
Al
exaltarse
la
ilusión, nos desborda
los
pensamientos,
hasta que
nuestro sueño
se integra
en el paisaje.
54
Atufa el
poso
cuando
rebosa el vaso
de la
avaricia.
De la
codicia,
no tapan
los hedores
los vasos
de oro,
porque del
fondo aflora
el olor a
podrido.
55
Los
manantiales,
por las
verdes praderas
pasan
cantando.
Alegremente
se va
diseminando
el agua
viva,
hasta que
por los ríos
de tiempo,
se diluyen
56
Pobreza y
hambre,
arcilla imprescindible
que
manipulan
los
poderosos,
magnos
distribuidores
de la
limosna,
hábiles
alfareros
de la
filantropía.
57
Dando
migajas,
se
controla la llave
de la
despensa,
Es utopía
erradicar
el hambre
del tercer
mundo.
pilar en
que se asientan
ciertas
instituciones.
58
Maquiavélicos
productos
exportados
son las
contiendas.
Pueblos
incautos,
que a palo
y zanahoria
libran las
guerras
con que
llenan sus arcas
los trust
del armamento.
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