Antes se suicidaba algún banquero
por una operación mal calculada,
el honor se lavaba con la espada
en un lance de amor o un entrevero.
Hoy lo que mas se lleva es ser fullero,
por mucho que una estafa sea abultada,
da igual si queda oculta o destapada,
si se sabe escapar con el dinero.
No importa la virtud de las doncellas,
que arrastran por el lodo el apellido
con tal de verse públicas estrellas.
y en este “trafulleo” desmedido,
los cuernos no son causa de querellas,
los lleva igual la esposa que el marido.
05 mayo, 2009
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