ME LO DIJO ALÍ BABÁ
Efectos colaterales
Las puertas donde guardan los ladrones
sus valiosos tesoros bajo el suelo,
no precisan volar las cerraduras,
se abren con llaves de cordura
al conjuro exhortador de las palabras.
Mas, si en lugar del verbo y la razón,
machacáis sin piedad los hormigueros,
destruirán vuestras armas infernales,
(por mor de la soberbia y la avaricia)
además de los bíblicos parajes,
que aprendí, siendo niño a respetar;
el delicioso edén de Babilonia,
cuna donde la historia vió
la luz preliminar de la cultura;
oriente y alborada del saber.
Y morirán con ellos
la magia de los sueños prodigiosos,
el misterio de los cuentos ancestrales,
los mundos fabulosos,
la lámpara encantada de Aladino,
los genios portentosos,
la mágica levitación de las alfombras,
las noches sin final de Scherezade,
las quimeras Simbad y Alí Babá;
y matareis, en suma, brutalmente,
la blanca fantasía de mi infancia
y el embrujo de las noches de Bagdad.
Loarán vuestra gesta, lisonjeros,
con su mendaz sonrisa, los cretinos;
tratando de acallar vuestras conciencias
donareis, en “magnánimo” rateo,
entre los infelices, amargas golosinas.
Y después de saltar sobre las ruinas
el tropel de metálicos corceles,
al rugido triunfal de las
cornetas,
ignorando en la orilla ensangrentada,
los miembros infantiles amputados
y el dolor de las madres sorprendidas;
en las altas esferas, confortables,
florecerán astutos dividendos,
y lucirán, con cínica soberbia,
entre un coro, falaz, de aduladores,
el oro de la infamia en la solapa.