Por mas que a vuestras voces preste oídos,
por mas que lo pretendo no he llegado
a entender que a pesar de ser llamado,
no sea como vosotros elegido.
No me causa pavor el pretendido
horror a los fuegos abismales,
ni percibo los coros celestiales
del paraíso eterno prometido.
Si la fe gratuita me han negado,
y Dios por la razón no se demuestra,
por que siempre, del mal, viví apartado,
no espero peor suerte que la vuestra,
Si un cielo hay Dios me tendrá guardado,
en el cielo un lugar junto a su diestra.
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06 junio, 2009
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